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¿Cómo resolver el problema del polvo en el lugar de trabajo?

En lugares de trabajo cerrados (naves industriales, talleres, etc.) se puede utilizar una variedad de sistemas de vacío y tratamiento del aire, con el fin de proteger a los trabajadores y equipo a los efectos sobre la salud y las fallas mecánicas debido a la presencia de material en partículas. En cuanto a los procesos que tienen lugar fuera (manipulación de materiales, operaciones en canteras, demolición de edificios, excavaciones, etc.) el problema de la elevación de los polvos es contrarrestada generalmente por diversos medios, la pulverización de agua en las zonas afectadas por las actividades. Los sistemas de riego varían desde aspersión simple con mangueras de jardín hasta sistemas más complejos que incluyen la instalación de aspersores de varias formas. Algunos de los efectos secundarios negativos de tales sistemas son el fuerte consumo de agua, la formación de charcos de lodo y la aparición de fenómenos de escurrimiento (runoff) que puede transportar el polvo fuera del área de producción afectando las vías pública y las arterias agrandando el problema, la instantánea cesación de la acción de control de emisiones al apagar el sistema y la utilización de personal en los casos en que los sistemas estén mal automatizados. La legislación vigente (Decreto Ministerial de 11 de marzo de 1988. N 47 y siguientes) propone, por ejemplo, en los trabajos realizados en los sistemas subterráneos que se utilicen, para el procesamiento, la maquinaria y los equipos que producen la menor cantidad de polvo (Art. 53). Al llevar a cabo una humectación de las paredes de la excavación, para evitar la dispersión de polvo en el aire, se deben utilizar rociadores o aspersores, no fuertes chorros de agua (Art. 54). También la perforación de rocas debe realizarse a través del uso de equipos con el dispositivo para la aspiración de los polvos (Art. 55). El material excavado debe ser humedecido antes de ser retirado del lugar de trabajo (art. 59).

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